Nómada de tiempos modernos, Nicolas Pernot es un aventurero, fotógrafo, realizador y conferencista. Un viajero empedernido, para quien la verdadera aventura no consiste en conformarse con las rutas turísticas internacionales comunes sino de intentar impregnarse de los lugares y las culturas que visita. Esto significa permanecer durante meses o años en los sitios que conoce, lo que lo ha llevado a poder escoger sus favoritos, como Copenhague, Riga, Izmir y Lahore.
"El lago Baikal refleja como un instrumento óptico y responde a los cambios en el clima con tanta sensibilidad que parece una parte del cielo y no de la tierra”. (Ian Frazier, Viajes en Siberia).
Tranquilo como un estanque, inmenso como un océano.
De color turquesa en el invierno, los bloques de hielo se derriten lentamente bajo el sol de mayo.
El Mar Pequeño y el Gran Mar se encuentran en el extremo norte de la isla de Oljón, en el Cabo de Khoboi (colmillo). Este es un lugar impresionante que atrae multitudes durante el verano. En invierno, los turistas pueden admirar los acantilados y la inmensidad del Baikal congelado. Este sitio también es un lugar importante en las historias épicas del pueblo Buriato, y se le atribuyen, entre otros, poderes curativos. Mujeres buriatas aún vienen a este sitio para pedir fertilidad.
El Lago Baikal es el más profundo del mundo. Con 31.494 km² de superficie, 636 km de largo, 80 km de ancho y 1.680 m de profundidad (reconocidos hasta el momento), es también el mayor de los lagos de agua dulce de Asia. Contiene 23.600 km³ de agua, equivalente al 20 % del agua dulce no congelada de todo el planeta. El Baikal también es llamado “Mar de Asia”, y en las lenguas buriata y mongola se le dice Dalái-Nor, el Mar Sagrado.
Se calcula que la formación del lago Baikal data de hace 25-30 millones de años, siendo uno de los lagos más antiguos en términos de historia geológica. Sus aguas también se cuentan entre las más cristalinas del planeta. El lago es alimentado por entre 336 y 544 afluentes. El agua fluye fuera del lago por un solo cauce, el del río Angará, que según la épica buriata es la hija rebelde del Baikal: desobedeció a su padre para unirse con el espíritu del río Yeniséi.
A pesar de que las condiciones climatológicas son extremas, el lago Baikal también es un paraíso para la fauna y la flora. El lago alberga 1085 especies de plantas y 1550 especies y variedades de animales. Más del 80 % de los animales son endémicos; de 52 especies de peces, 27 son endémicas. No es extraño, entonces, que la raíz etimológica de la palabra Baikal, de orígenes turco-mongoles, signifique “lago rico”.
El omul del Baikal es una especie endémica de pescado blanco, de la familia del salmón. Ha sido víctima de las grandes pesqueras, y en el 2004, fue incluido en la lista de especies en peligro de extinción.
El lago Baikal está totalmente rodeado por montañas. Los montes Baikal en la orilla norte y la taiga están protegidos como parque nacional. El lago tiene unas 20 islas pequeñas, más la gran isla de Oljón, de 72 km de largo. En el verano de 2015 hubo un gran incendio en los montes Baikal, el cual fue interpretado por chamanes buriatos como un castigo de los ancestros olvidados, es decir, de los ancestros a quienes ya no se les hacen ofrendas.
En los mitos y leyendas buriatas, Oljón es un paraje poblado por los terribles espíritus del Baikal. Según las leyendas el khan Joto Babai (Хото Бабай) descendió del cielo en la isla de Oljón, enviado a la tierra por los dioses superiores, bajo el aspecto de un águila real con la cabeza blanca. Su hijo el khan Jubu Noion (Хубуу Нойон) es el primer hombre que se convirtió en chamán, por intercesión del gran Tengri, el Eterno Cielo Azul.
El nombre “buriato” (буряад) es mencionado por primera vez en el libro Historia secreta de los mongoles. La consolidación de las tribus y grupos tuvo lugar bajo las condiciones del gobierno ruso. Su terreno y población fueron anexionados al Imperio ruso mediante tratados en 1689 y 1728, cuando las tierras en ambas márgenes del Lago Baikal fueron separadas de Mongolia. Los buriatos mantienen el culto a los ancestros, a Tengri y a los espíritus de la naturaleza, a veces en un sincretismo con las prácticas budistas.
Los buriatos creen en el chamanismo. Asentados alrededor del Lago Baikal, ellos consideran que la isla de Oljón es un lugar sagrado revestido de energías poderosas. Los buriatos imploran protección a los ancestros, atando cintas o trozos de tela de colores (chalamá), ofrendando monedas, cigarrillos, dulces, vodka o leche en ciertos lugares de la isla.
La palabra “chamán” tiene su origen en la lengua tungús, hablada por unos pocos grupos étnicos siberianos (como los evenky o los nanái), y por los manchúes al noreste de China. En buriato la palabra originaria es Böö, “el que canta”. En esta fotografía una chamana buriata está lista para la ceremonia. Pronto entrará en estado de trance, tocando el tambor y cantando durante horas para comunicarse con los espíritus de los ancestros y del Khan Tengri, el Eterno Cielo Azul.
En Siberia y Mongolia existe un culto antiquísimo al Khan Tengri, El Eterno Cielo Azul, el principio de todo lo eterno. Los chamanes y creyentes en el tengrismo suelen realizar periódicamente ofrendas y rituales para los espíritus de los ancestros, quienes constituyen un vínculo más directo con el gran Tengri.
El caballo es el mejor compañero del hombre nómada en Siberia. Desde hace siglos ha sido su aliado en el trabajo y la batalla. La iconografía de Asia Central está llena de caballos, así como las cosmogonías e historias ancestrales. En ciertos lugares se suelen levantar inmensos postes, para que durante los rituales chamánicos los espíritus de los ancestros puedan amarrar sus caballos.
La roca Shamanka (llamada también Mys Burkhan) ha sido reverenciada por el pueblo buriato desde tiempos inmemoriales. Según las historias épicas, Ugutenoion, la deidad más temida del Baikal, tiene su hogar en una de las cuevas de la roca. Hoy en día los chamanes todavía se reúnen allí para realizar ofrendas y rituales. Esta roca se ha convertido en el emblema de la isla de Oljón, y sigue siendo uno de los lugares de peregrinación chamánica más importantes del mundo.
Los rituales chamánicos del tengrismo practicados en la zona se encuentran con otro tipos de rituales provenientes de otras creencias y religiones. La Teofanía es un ritual del cristianismo ortodoxo griego, el cual es practicado en toda Rusia durante el invierno. El creyente, sumergiéndose en las aguas heladas, conmemora el bautismo de Jesús. En el puerto de Khuzhir, en la isla de Ojón, el sacerdote y los hombres excavan los bancos de hielo y elaboran una cruz.
Los participantes en la Teofanía parecen bastante relajados. Uno tras otro, sin pausa, suben por las escaleras, se sumergen totalmente mientras hacen el signo de la cruz. Es un sentimiento divino. El cuerpo burbujea con la vida. El cabello se congela tras un par de segundos al aire libre. La piel se siente más suave que nunca.
Los pescadores siberianos también disfrutan contando historias fantásticas sobre peces enormes o increíbles aventuras. En invierno, cuando las temperaturas sobrepasan los 20 grados bajo cero, los pescadores no parecen notar el frío, y a veces pueden pasar varios días a la intemperie, durmiendo en camionetas o carpas.
Las grietas en el hielo suelen poner a los turistas un poco nerviosos. El Baikal recibe visitantes de distintos lugares del mundo durante el año.
Las irregularidades del hielo podrían dar la impresión de que las olas se congelaron súbitamente. Al caminar sobre el Baikal congelado, los sonidos que se escuchan son fantásticos y estremecedores.
“El Baikal es impresionante, y no sorprende que los siberianos lo llamen mar. El agua es inusualmente transparente, de modo que se puede ver a través de él, como a través del aire; su pálido color turquesa es agradable a la vista. Las orillas montañosas están cubiertas de bosques, […] abundan los osos, la marta cibelina, las cabras salvajes y toda una variedad de cosas en su estado natural”. Antón Chéjov, “Carta a Nikolai Leikyn, 28 de junio de 1890”.